IDFA 2020: Vengadores Tóxicos

Por Nick Cunningham

Continuando su anterior documental Toxic Playground (2009), los directores William Johansson Kalén y Lars Edman regresan a la ciudad chilena de Arica para continuar su investigación del envenenamiento de pobladores, causado por desechos suecos vertidos ahí en 1984. Pero esta vez la población tiene abogados luchando en su esquina. Arica tiene su estreno mundial en IDFA Frontlight.

En la ciudad sueca de Skellefteå reside la compañía Boliden, uno de los consorcios mineros más grandes del mundo, según se nos cuenta. Varios habitantes de la comunidad sueca tienen mucho que agradecerle a la compañía. Trajo tanto riqueza como prosperidad al sector, garantizó empleos y, como nota el director William Johansson Kalén, pagó por la educación tanto de él como del co-director Lars Edman.

Pero lo mismo no puede decirse sobre la gente de Arica en el otro lado del mundo en Chile, quienes en 1984 fueron receptores inconscientes de desechos tóxicos, en la forma de lodos de fundición, que fueron vertidos a las afueras de la ciudad y se quedaron sin procesar por la empresa inescrupulosa que aceptó los dólares de Boliden para encargarse.

Los resultados han sido catastróficos. Durante los últimos 35 años cientos de personas han desarrollado y muerto de distintos cánceres, y numerosos niños han nacido con horrorosos born malformaciones congénitas.

Pero guiados por el antropólogo y activista chileno Rodrigo Pino, la gente de Arica decidió actuar con respecto a Boliden y, asistidos por un equipo de abogados de derechos humanos, llevaron a la compañía a tribunales para demandarla por reparaciones. La segunda mitad de la estremecedora película sigue los pormenores del procedimiento judicial antes que el juez finalmente presente el fallo, mientras que una población contaminada al otro lado del mundo espera para saber cómo es la justicia sueca.

Un hecho notable sobre los realizadores William y Lars no es que ambos sean de la misma ciudad, sino que estudiaron en la misma escuela de cine en Chile, sin antes saber de sus existencias. Cuando eventualmente se conocieron determinaron trabajar juntos, planeando una película sobre la industria frutífera en Chile. Sin embargo, cuando un profesor les sugirió el caso de una comunidad contaminada en el norte de Chile, se les gatilló el interés. Cuando resultó ser que el supuesto transgresor era la destacada compañía minera Boliden bajo cuya sombra los directores habían crecido, se echó la suerte. Poco se imaginarían que la historia les definiría el resto de sus vidas.

“Viniendo de esta pequeña ciudad, donde Boliden ha significado tanto para toda la comunidad, que fue el oro que pagó para que yo y Lars pudiéramos estudiar y por todos los beneficios y otras buenas cosas que tuvimos,” asiente William . “Entonces, sabiendo que los desechos fueron vertidos en una comunidad de escasos recursos that the waste was dumped on a poor community al otro lado del mundo no se siente correcto. Te hace sentir decepcionado.”

“Como dice Lars en la película, no importa cuántas vueltas uno trate de darle, si el material enviado a Chile se hubiera quedado en Suecia, podría asegurar que los niños no habrían estado jugando en estos desechos tóxicos”.

La película es una historia de fuerza, lealtad y perseverancia de parte de quienes (incluyendo los realizadores) han luchado duro por la gente de Arica, tanto dentro como fuera de la corte, por muchos años. Es también un cuento de conveniencia y proteccionismo corporativo y aún más desperdicios, esta vez económicos, mientras vemos a los escurridizos abogados de Boliden y sus testigos de una empresa consultora buscando socavar las afirmaciones de la población, y cuestionar la validez de los testimonios. Pero es también un cuento de fragilidad humana ya que el testigo clave Rolf, el ejecutivo de Boliden que supervisó la transacción inicial transaction en 1984, y quien subsecuentemente jugó un importante papel en exponer el crimen en Toxic Playground, debe decidir a favor de quién va a rendir testimonio ahora, si por Boliden o por Arica.

“Esta es la razón por la que me dedico a esto”, dice William sobre su vocación de documentalista. “Es importante en tantas maneras, tanto que estemos donde estemos, y tengamos la posibilidad de darles una voz a esta gente. Sí, somos muy afortunados, yo y Lars, que pudimos crecer donde lo hicimos en un ambiente muy seguro y rico con todas estas posibilidades. Pero esto es algo con lo que seguiré viviendo.”

Él luego procede a contar una conmovedora historia sobre qué fue lo que lo llevó a estudiar cine en Chile en primer lugar. Después de la secundaria se fue a Madrid a estudiar español, donde leyó un libro escrito por la viuda del poeta chileno Víctor Jara, quien fue brutalmente torturado y asesinado bajo el régimen de Pinochet.

“En el libro hablaban de lo importantes que fueron documentalistas suecos en registrar la resistencia al golpe de 1973,” dice William. Uno de ellos fue Leonardo Henrichsen cuyo último carrete de película registró el momento de su propia muerte, mientras un soldado apunta y dispara la bala fatal.

“Esas imágenes fueron tan poderosas e importantes para que el mundo pudiera comprender lo que ocurría en Chile. Si hubo un momento en que pensé OK, quiero hacer documentales, fue cuando leí eso en el libro. Luego encontré esta escuela de cine en Chile y ahí fue donde después conocí a Lars. Y entonces decidimos contar esta historia.”

Suecia, Chile, Bélgica, Noruega, Reino Unido, 97 mins
Director: Lars Edman, William Johansson Kalén
Producción: Andreas Rocksen para Laika Film & Television AB, William Johansson Kalén
Co-producción: Clin d’Oeil films, Relation04 Media AS, Radio Film Ltd, AricaDoc
Dirección de fotografía: William Johansson Kalén
Animación: Johan Lindström
Edición: Göran Gester, William Johansson Kalén
Sonido: Lars Edman
Música: Per Henrik Mäenpää
Guión: Lars Edman, William Johansson Kalén
Canal de TV partícipe: SVT, RTBF
Ventas globales: Lightdox

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